Por Gisselle Escalante Martínez.
Lo sorprendí en traje de baño, camuflado con gorra, gafas y bloqueadores solares. Pero no fue a la usanza de los paparazzi, tampoco la plática estuvo fijada con cierto tiempo de antelación, de manera que los nervios y otros demonios estuviesen totalmente contenidos, y menos aún fue obra del caprichoso azar.
Lo cierto es que conversé con este hombre en uno de esos tantos días en los que pasa inadvertido entre la multitud, en esta ocasión de vacaciones en la península de Varadero.
Sonrisa en los labios, un brillo en la mirada que ni el tiempo parece opacar, el cabello largo como casi todos los rebeldes, pequeñas arrugas que delatan los cercanos cincuenta años, la humildad, la inteligencia y coherencia de los talentosos, y la admiración y simpatía hacia lo cubano, fue lo que más me impresionó de Fernando Olvera, o simplemente de Fher, el vocalista de Maná.
The Green Hat Spies, el achicado Green Hat y, finalmente, Sombrero Verde en nuestra lengua materna, vislumbran notables influencias de Los Beatles, Led Zeppelin, The Police, The Rolling Stones y otras sobresalientes bandas admiradas por los entonces jóvenes que se iniciaban en el camino de la música allá por 1975. Pero, ¿por qué aventurarse con una agrupación que surgía paradójicamente en Guadalajara, la ciudad más mexicana, y que al mismo tiempo apostaba por el rock en español, cuando esto estaba lejos de convertirse en una tendencia?
- Siempre tuve amigos que viajaban a Europa, a Inglaterra, otros habían ido a Boston y me ponían al tanto de las tendencias musicales que se imponían en estos lugares y me traían, incluso, algunos discos. Así comenzó mi gusto por el rock and roll y la madurez de mi alma rockera. Y eso fue lo que me propició encausarme más que por el mariachi o una música más regional que es de Jalisco, de Guadalajara, por el pop rock que es definitivamente más universal.
¿Cómo un anuncio en un periódico solicitando un baterista hacia 1984 puede transfigurar la historia del grupo? ¿Qué representa para la banda el cubano-colombiano nacido en Miami Alex González?
- Yo estaba buscando un baterista con buena calidad, con buen sonido, con talento, joven, porque ya tenía la idea de hacer un rock más latino, más mestizo, mezclado con reggae, con salsa, con bolero. Y Alejandro, este cubano colombiano, conocía bien la salsa, y sabía desde Silvio Rodríguez hasta Pablo Milanés, a pesar de sus escasos 14 años. Me interesó mucho su sangre cubana que le iba dar el corazón y el ritmo a la banda. Me latió, como decimos los mexicanos, fue una intuición y por eso lo incluimos. Y te confieso que ha sido una de esas decisiones de las que nunca me voy a arrepentir y sino comprueba el resultado 22 años después.
Entre 1986 y 1987 se cierra el ciclo de vida de Sombrero Verde e inicia el nacimiento de Maná, a partir de la decisión del joven Fher y sus amigos de posicionarse en aquel movimiento patrocinado y promocionado por compañías discográficas que tuvo lugar en México y que se hacía llamar rock “en tu idioma”. ¿Por qué denominar Maná, que algunos entienden como pan del cielo, de las enseñanzas bíblicas; o energía positiva, del polinesio, a esta nueva banda que fusionaría al rock y al pop con ritmos latinos?
- Realmente porque Sombrero Verde era un nombre largo, banal. Queríamos entonces algo más místico y este axioma proveniente del polinesio de que el Maná es una fuerza mágica, una fuerza creadora, una fuerza positiva, pues encerraba todo lo que pretendíamos y aún pretendemos.
Abandonar la casa productora Warner Music México fue una decisión sumamente valiente, que al parecer se sustentaba en no renunciar al concepto del grupo ni a su propuesta artística, por el deseo de mantener la identidad frente a los intereses comerciales que pretendían imponerse. ¿Fue exactamente así?
- Exactamente. Lo que pasa es que en este tipo de música las compañías quieren manejar demasiado tu carrera y nosotros quisimos desde el principio que nadie tuviese injerencia en la nuestra. Queríamos que nuestro trabajo saliera puro, como lo concebíamos propiamente, desde el corazón, desde las vísceras, desde el alma. Y esa es la razón por la que, a partir de ese momento, Alex y yo hemos sido los productores de todos nuestros discos.
El álbum Dónde jugarán los niños, de 1992 encabezó las listas de popularidad en la América hispanoparlante y los temas: Vivir sin aire, Oye mi amor, Te lloré un río, entre otros, devinieron canciones antológicas del repertorio, que viabilizaron la globalización de Maná iniciada en 1993. ¿Qué representa vivir casi la mitad de la vida rodeado de fama, aplausos, devotos de ti y de tu música?
- Maná ha agarrado la fama y todo este rollo muy tranquilos. Somos gente que crecimos poco a poco, pues como hemos mencionado tuvimos una banda antecesora que fue Sombrero Verde y no pasamos del escalón número diez al uno, sino que fue más bien gradual. Eso nos dio la posibilidad de asimilar las cosas. Nosotros no nos sentimos superestrellas, sino gente normal que crea y hace canciones, y se identifica la gente con nosotros y nosotros con la gente. Gozamos mucho nuestra música. Y nos enorgullece sobre todo ser latinos y formar parte de una época y su historia. Así no más.
Después de múltiples reconocimientos por las academias más renombradas de la industria musical y presentaciones en centenares de naciones del mundo, ¿por qué Maná nunca ha tocado en Cuba, un país tan cercano geográficamente, que ha disfrutado, seguido y admirado la carrera de la agrupación únicamente desde la distancia? ¿Nunca disfrutaremos los cubanos admiradores eternos del arte, la música y la mística de Maná una presentación en vivo?
- Bueno, mira, todavía no nos morimos. (Risas) Primero déjame decirte que yo admiro mucho al pueblo cubano desde varias perspectivas. Cuba es uno de los países más extraordinarios o el más extraordinario del planeta. Es un país chico, pero con un arte impresionante y no solamente en música, sino también en pintura, danza, poesía, en deporte y medicina. ¡Es impresionante esta Isla! ¿Por qué no hemos tocado? Justamente lo estábamos platicando antes. Alex ha estado un poco en desacuerdo con esto, porque a sus papás al parecer no les fue bien aquí. Siempre hay dos historias en la historia y yo no soy nadie para criticar o juzgar. Algún día yo si lo voy a hacer, a título personal, a título de Fher, vocalista de Maná. Quisiera hacerlo gratuito para la gente, vamos a ver cómo nos ponemos de acuerdo. Para mí será un sueño compartir con tantas personas que les gusta Maná y que no tienen la posibilidad de ir a otro país a verlo. Además, si te soy franco, nosotros le debemos mucho a la música cubana, desde la trova hasta la salsa. Maná tiene influencia de todo esto y estamos en deuda ciertamente con este pueblo.
¿Y cuándo se materializa esto?
- Fírmale. (Risas) Yo creo que esto va a ser pronto. Nosotros seguimos viviendo de la ilusión de la música, no estamos ni estuvimos desde el principio por dinero. Suena raro esto ahorita, el dinero, no lo miento, ha llegado por circunstancias, pero no estamos por él. Estamos porque amamos la música y nos gusta compartirla con la gente. Y te voy a llamar más pronto de lo que crees para que tengas la primicia de una presentación de Maná o, simplemente, de Fher en Cuba. (Risas)
Cuando vives, sientes o recuerdas a Cuba y su gente, ¿qué sensación experimentas?
- Que quiero volver, que es un país alucinante. Y a pesar de sus problemas económicos siempre tiene la sonrisa en el rostro. Es una gente que tira pa´lante, es, como decimos los mexicanos, “chingona”.
Y finalmente, ¿qué le dices a los cubanos que te leen en estos instantes, apasionados de Fher, de su personalidad?
- Primero, que me es muy grato que les guste nuestra banda, siendo uno un artista mexicano, en este país que es un semillero de artistas y de músicos tan buenos. Segundo, que me ha extrañado que conozcan tan bien el trabajo de Maná. Han buscado a Maná y lo han encontrado. Eso me llega al corazón. Cuba me llega al corazón.
Al vaivén de un columpio y con la brisa que regala una de las playas más hermosas del mundo, según sostiene este hombre que huele a música salida del alma y que ha logrado una genuina sonoridad al fusionar el pop rock con lo auténticamente latino, Radio 26 conversó con un Maná que siempre lleva a Cuba en el corazón.
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