Ada Cristina Higuera Tur
adacrist@enet.cu
Muchas son las leyendas que atesora la sabiduría popular y enriquece el acervo cultural de los habitantes de la oriental provincia de Las Tunas.
La historia del Indio sin cabeza que recorría las calles en la noche montado en su caballo blanco como augurio de sucesos nefastos es una de las más famosas, igual que la del Fantasma del ahoga pollos.
Hasta hace muy poco la del toro llamado Cornito era casi desconocida. Sin embargo, por estos días suele ocupar tema de conversación entre los pobladores de esta oriental ciudad, y renace cual relato contado por vez primera para el disfrute de las jóvenes generaciones e incluso de quienes ya peinan canas.
Todo se relaciona con el reciente emplazamiento de una escultura de ferrocemento de 2,20 metros de largo x 1,80 de alto donde comienza la vía que conduce al motel que aquí deviene tradicional escenario de la Jornadas Cucalambeana, fiesta suprema del campesinado en Cuba.
Allí, sobre un pedestal, se levanta imponente la figura de un toro de largos cuernos curvados hacia adentro. Cuentan que otrora existía en esa zona un animal similar, al cual llamaban Cornito, que guiaba a su manada al pasar el río y en uno de sus intentos, mientras conducía al resto del rebaño, murió ahogado.
Pasados los años algunos aseguran escuchar los bramidos de tan peculiar ejemplar de nuestra fauna y por eso su apelativo dio origen al topónimo de lo que es hoy uno de los sitios más acogedores del territorio y al río que baña sus tierras: El Cornito.
El artista de la plástica Manuel Montero Avilés recreó esta leyenda, cuyo protagonista parece enseñorearse ahora como un componente atractivo de esos parajes. En tanto se le da continuidad, generación tras generación, a la magia que envuelve las narraciones orales.
Y como si tanto encanto y atractivo fueran pocos, los que habitamos este terruño nos enorgullecemos porque en esos lares encontró hogar Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, poeta bucólico más importante del siglo XIX.
Una escultura erigida para homenajear al insigne bardo embellece aún más el tranquilo espacio; le aporta mayor distinción la monumental imagen de los indios, con sus cabezas contrapuestas debido a su enemistad; y ahora la del Toro Cornito contribuye a resaltar las bellas tradiciones que se tejen en esteBalcón del Oriente.
En
total en nuestro territorio existe una colección de 168 obras
monumentales y ambientales que permiten que nos ganemos el epíteto de
Capital de las esculturas. Se suma a ello la galería de pequeño formato
más importante de la Isla con unas 300 creaciones.
/mdn/
adacrist@enet.cu
Muchas son las leyendas que atesora la sabiduría popular y enriquece el acervo cultural de los habitantes de la oriental provincia de Las Tunas.
La historia del Indio sin cabeza que recorría las calles en la noche montado en su caballo blanco como augurio de sucesos nefastos es una de las más famosas, igual que la del Fantasma del ahoga pollos.
Hasta hace muy poco la del toro llamado Cornito era casi desconocida. Sin embargo, por estos días suele ocupar tema de conversación entre los pobladores de esta oriental ciudad, y renace cual relato contado por vez primera para el disfrute de las jóvenes generaciones e incluso de quienes ya peinan canas.
Todo se relaciona con el reciente emplazamiento de una escultura de ferrocemento de 2,20 metros de largo x 1,80 de alto donde comienza la vía que conduce al motel que aquí deviene tradicional escenario de la Jornadas Cucalambeana, fiesta suprema del campesinado en Cuba.
Allí, sobre un pedestal, se levanta imponente la figura de un toro de largos cuernos curvados hacia adentro. Cuentan que otrora existía en esa zona un animal similar, al cual llamaban Cornito, que guiaba a su manada al pasar el río y en uno de sus intentos, mientras conducía al resto del rebaño, murió ahogado.
Pasados los años algunos aseguran escuchar los bramidos de tan peculiar ejemplar de nuestra fauna y por eso su apelativo dio origen al topónimo de lo que es hoy uno de los sitios más acogedores del territorio y al río que baña sus tierras: El Cornito.
El artista de la plástica Manuel Montero Avilés recreó esta leyenda, cuyo protagonista parece enseñorearse ahora como un componente atractivo de esos parajes. En tanto se le da continuidad, generación tras generación, a la magia que envuelve las narraciones orales.
Y como si tanto encanto y atractivo fueran pocos, los que habitamos este terruño nos enorgullecemos porque en esos lares encontró hogar Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, poeta bucólico más importante del siglo XIX.
Una escultura erigida para homenajear al insigne bardo embellece aún más el tranquilo espacio; le aporta mayor distinción la monumental imagen de los indios, con sus cabezas contrapuestas debido a su enemistad; y ahora la del Toro Cornito contribuye a resaltar las bellas tradiciones que se tejen en esteBalcón del Oriente.
Las
Tunas tiene emplazadas obras de reconocidos artistas cubanos como La
Fuente de Las Antillas, de Rita Longa, Monumento al Trabajo (José
Antonio Díaz Peláez), Liberación (Manuel Chiong), Columna Taína (Pedro
Vega), Hacha Petaloide (Herminio Escalona),Trovador Campesino (Ángel
Iñigo), Nuestros Muertos Alzando los Brazos (Juan Esnart) y Caballo de
Metal (Sergio Martínez).
/mdn/
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