Rosa
Julia Navarro Barles, es una mujer de 90 años, de piel curtida por el
sol y el salitre del mar, así vemos a esta hija de Puerto Padre, que
desde sus primeros pasos los dio en el maravilloso mundo acuático cuando
su papá la llevo a las profundidades para enseñarla a nadar y pescar.
“La emoción que sientes cuando vez a tu lado tantos peces de diferentes colores y tamaños, sin importar el peligro que corres, los deseos de acariciarlos es incontrolable, pero te detienes y tus ojos se vuelven como una cámara fotográfica donde guardas por siempre las imagines multicolores”.
Las azules aguas de la bahía de Puerto Padre en la zona de Cayo Juan Claro, no son las únicas que guardan sus vivencias, afloran los momentos junto a su esposo en la zona de Punta Piedra, a unos 16 kilómetros del Faro, allí residió en la estancia de sus suegros donde experimento otras labores como el pastoreo de ganado, la crianza de cerdos y gallinas, haciendo carbón, recogida de sal, el trabajo en el saladero donde procesaban lisas, huevos de carey, entre otras especies.
Rosa Julia Navarro Barles, es una mujer que mantiene en su corazón la pasión por el mar, por eso vive con su sobrina Lidia Navarro Mosquera, en la calle 8 número 24, en el barrio conocido por El Boquerón, donde se desarrolla el Proyecto Socio Cultural “ Un espacio azul para la cultura.
Hasta su hogar llegan las niñas y los niños de la escuela primaria “Hermanos Lara”, para conocer de la historia de la localidad en las artes de pesca, la flora y fauna marina que habitan en la bahía de Puerto Padre.
La añoranza por sumergirse en las profundas aguas se reflejan en sus ojos y el curtido rostro se tensa sabedora de que los problemas de enfermedad le imposibilitan volver al mar.
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