viernes, 17 de enero de 2014

  • Escrito por Luz Marina Reyes Caballero / Fotos de la autora
WEB1Las Tunas: Quizás muchos no comprendan por qué el jardín no es igual a los demás. Otros, entre la prisa cotidiana, sigan su camino con la curiosidad o la duda de que esas 10 del día rojas, rosadas, blancas y matizadas puedan estar allí por "encargo". Hasta es posible que afirmen, a cualquier precio, que la mujer que las cultiva y cuida cada día sea trabajadora de Servicios Comunales o de algún centro cercano.

Solo hay una verdad entre tantos supuestos. Las flores que no deja marchitar Emelia Martínez Sanso están dedicadas a los CINCO. Sus labores de jardinería, por iniciativa propia, encierran y simbolizan el clamor de Cuba: que nuestros compatriotas regresen a la Patria y se haga justicia.


En el reparto Aurora, de esta ciudad, esta tunera Técnica en Farmacia, jubilada, encontró con el cautivante mensaje que transmiten las flores, hacer público el sentimiento que mueve multitudes por todo el mundo a favor de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, aunque ya esté en libertad, pero como él mismo ha dicho, estará siempre con sus hermanos.

WEB2La vida de Mami Emelia  -como la llaman cariñosamente sus vecinos- habla de los valores patrios de sí misma y del pueblo, ligual que los carteles que confecciona para ilustrar las emociones que la embargan. Por eso no es extraño verla también ir a los centros de trabajo cercanos a compartir efemérides o hechos significativos, tanto de la Revolución como de las entidades en particular.

Sencilla, como las 10 del día, y viva como los quilates que su espontánea y peculiar iniciativa desprenden, entre las estrellas de piedras y los tótem que complementan su jardín, Emelia no es un mito ni acaso un fugaz delirio de algún hipo de locura.
 
Ella es, simplemente, la fuerza de una idea, el valor de una batalla y el poder de la justicia. Su jardín no es igual a los demás. Es, sin hipérboles, las flores de la vida que los Cinco entregaron con sus luchas y multiplican entre la crueldad de las celdas y las garras envenenadas del águila del Norte.

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