Se
 llama “Conducta”, pero pudo haberse titulado “Carmela”, que es la 
maestra de esta historia, una mujer voluntariosa, valiente, que a ratos 
parece caprichosa, pero no lo es. Sus décadas de experiencia en el 
magisterio y su empeño para darle a los alumnos lo que necesitan para 
ser mejores personas, la hacen ver como una maestra “de las que ya no 
existen en Cuba”, porque desafortunadamente algunas transformaciones 
realizadas por el sistema de enseñanza no han potenciado la presencia de
 verdaderos pedagogos en las aulas cubanas.martes, 11 de febrero de 2014
martes, febrero 11, 2014
Maricela Hernández Jiménez
Se
 llama “Conducta”, pero pudo haberse titulado “Carmela”, que es la 
maestra de esta historia, una mujer voluntariosa, valiente, que a ratos 
parece caprichosa, pero no lo es. Sus décadas de experiencia en el 
magisterio y su empeño para darle a los alumnos lo que necesitan para 
ser mejores personas, la hacen ver como una maestra “de las que ya no 
existen en Cuba”, porque desafortunadamente algunas transformaciones 
realizadas por el sistema de enseñanza no han potenciado la presencia de
 verdaderos pedagogos en las aulas cubanas.
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