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Por: Rafael Quiroga Alvarez el .
Por: Rafael Quiroga Alvarez el .
Desde los 10 años de edad, Reymundo Cera
Verdecia, anda en los trajines de sacrificar reses, oficio que aprendió
con su padre, quien tenía una carnicería en el poblado de San Manuel.
Al triunfo de la Revolución fue convocado para que formara parte del colectivo del matadero Jerónimo Astier, centro donde lleva hoy 51 años como deshuesador.
Al triunfo de la Revolución fue convocado para que formara parte del colectivo del matadero Jerónimo Astier, centro donde lleva hoy 51 años como deshuesador.
A partir de ese momento, este hombre
fornido, trigueño, de andar pausado y dedos muy gruesos por el accionar
diario con el cuchillo que corta las carnes, comenzó a tejer una rica
historia laboral.
Ocho veces vanguardia nacional, poseedor de la medalla Lázaro Peña, distinción Pedro Marrero, fundador de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, ACRC, reconocimiento por su participación zafras del pueblo y 79 donaciones de sangre, avalan el quehacer de Cera.
Distingue, además, a este hombre su participación en competencias nacionales, donde alcanzó 2 primeros lugares por su destreza en el deshuese de vacunos, así como atesora, con mucho orgullo, el certificado de la Operación Alejandro, final olímpico de una zafra, en Puerto Padre.
Al Charro, como casi todos lo conocen, le gusta darse traguitos y cantar música mejicana cuando comporte con la gran cantidad de amigos con que cuenta.
Para Cera, Lesbia, Mariela, Reinadito, Reymundo y Yaquelín, son las personas por las cuales siempre enrumbó una vida consagrada y honesta.
Sus ojos llenos de lágrimas son el reflejo del orgullo que siente por su familia y confiesa que sin ella, no hubiera podido lograrlo.
Tiene particular reconocimiento para el colectivo donde ha permanecido de forma interrumpida por 51 años y menciona a Lorenzo Domínguez Álvarez, secretario general de la sección sindical hace varios años.
El Charro, anuncia que se jubilará el año próximo, y como colofón a una vida de entrega, recibió en las últimas horas la condecoración por 50 años de servicios, en el matadero de Puerto Padre.
Distingue, además, a este hombre su participación en competencias nacionales, donde alcanzó 2 primeros lugares por su destreza en el deshuese de vacunos, así como atesora, con mucho orgullo, el certificado de la Operación Alejandro, final olímpico de una zafra, en Puerto Padre.
Al Charro, como casi todos lo conocen, le gusta darse traguitos y cantar música mejicana cuando comporte con la gran cantidad de amigos con que cuenta.
Para Cera, Lesbia, Mariela, Reinadito, Reymundo y Yaquelín, son las personas por las cuales siempre enrumbó una vida consagrada y honesta.
Sus ojos llenos de lágrimas son el reflejo del orgullo que siente por su familia y confiesa que sin ella, no hubiera podido lograrlo.
Tiene particular reconocimiento para el colectivo donde ha permanecido de forma interrumpida por 51 años y menciona a Lorenzo Domínguez Álvarez, secretario general de la sección sindical hace varios años.
El Charro, anuncia que se jubilará el año próximo, y como colofón a una vida de entrega, recibió en las últimas horas la condecoración por 50 años de servicios, en el matadero de Puerto Padre.
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