viernes, 20 de marzo de 2015

Por: Niuvis Ivón Torres el .                                                                 http://www.radiolibertad.cu/index.php/noticias/titulares/2964
El apoyo del pueblo cubano por el regreso a la patria de cinco de sus mejores hijos, quedará impresa en la historia con trazos de heroísmo estampados por la tenacidad que distinguió cada día de los 16 años de injusta prisión.

En el epicentro de este estoico esfuerzo estuvo siempre la niñez cubana, que desde la lógica abrumadora de esa edad privilegiada, supo discernir, quizás como nadie, cuál era la ruta correcta para conseguir el ansiado anhelo. En el 2004, Frank Marcos García Saín Pol, desde la altura de sus 12 años, integró en el CDR 2 de la zona 6, el primer comité de solidaridad de Puerto Padre, espacio que aunó voluntades en el empeño de hacer realidad la profecía de Fidel cuando dijo: Volverán.

Un libro autografiado por el insigne escritor Pablo Armando Fernández Retamar, con quien lo unen lazos familiares,  inspiró a este niño a escribir una poesía, que a 11 años de redactada continúa asombrando a su madre Martha Irene Saín Paul Rodríguez.

Hoy Frank Marcos tiene 22 años, pero al conocer la noticia del regreso a la patria de Ramón, Antonio y Gerardo, en diciembre pasado, no pudo dejar de sentir sano orgullo por sentirse también responsable de esa victoria.

Aunque la espontaneidad que un día lo caracterizó casi desaparece ante el cambio natural que presupone la adultez, para Frank Marcos García Saín Pol resulta estimulante y emotivo recordar los días en que cantaba, recitaba o sencillamente, participaba en cualquier tribuna habilitada para exigir el regreso de los cinco.

El niño que un día fue Frank Marcos vive ahora a la sombra del hombre virtuoso en que se convirtió, pero  no olvida que en el fomento de los valores que sustentan sus cualidades de trabajador responsable y esposo e hijo amoroso, mucho tuvo que ver su inserción en el regreso de Los Cinco que lo apasionó desde pequeño.

Con la nostalgia propia que se siente conseguir aquello por lo que tanto se luchó, Frank Marcos vive ahora con la esperanza de poder conocer un día a los hombres que a través de su estoica determinación, hicieron llorar al mundo y desde sus celdas vieron estremecerse la injusticia.

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