miércoles, 4 de marzo de 2015

Por: Rosa María Ramírez Reyes el
 Cuando hace más de un año, esta puertopadrense tomó la decisión de volver a otras tierras como colaboradora de la salud sabía muy bien del sacrificio y el crecimiento humano que ello implicaba; su paso por Guatemala y luego Venezuela ya le habían dado lecciones necesarias para asumir esa nueva misión. 
 La protagonista de esta historia es la especialista  en Medicina General Integral Liudmila Maricelys Pérez Zaldívar, quien es miembro de la brigada médica cubana del Programa Más Médicos desde enero de 2014.

A su llegada, recibió el calor de habitantes de Santa Catarina, al sur del país y junto a otros 3 galenos nativos emprende consultas y visitas domiciliarias. Algunas barreras tendría que desafiar, pero, con los días y los meses, estas se integraron a su cotidianidad; ahora el idioma, las costumbres del gigante suramericano, el clima  el protocolo sanitario no le son ajenos.

La doctora Liudmila, con experiencia en la atención primaria a pacientes y en dirección de sistemas de salud, cuenta orgullosa de su andar en la consulta, los cotidianos intercambios con ancianos, y también los terrenos a las familias,  esas que en poco tiempo le tomaron cariño por la manera peculiar de atrapar a la gente sencilla con su tremendo corazón.

Mientras eso ocurre, ella asciende en el conocimiento y se impone con maestría a las jornadas de preparación y evaluación, como lo hace el resto de la brigada cubana. Las nostalgias sobrevienen en las tardes cuando recesan las actividades laborales, mas, “siempre hay formas de comunicarse con casa y las amistades”. Las redes sociales se han convertido en vía de contactar a su gente e intercambiar sobre su país.

Y me consta su activismo en Facebook, sobretodo, cuando se trata de defender a Cuba de la guerra mediática y de los siete mesinos  que arremeten contra la Isla. “Alguien me atacó al proponerme reunir la familia y dejar la patria, fue tanta la ofensa hacia mí que desde ese día se convirtió en enemigo”, así es ella, cubana genuina comprometida con la Revolución que la formó.

 Entre las hermosas historias tejidas en este año de labor, figuran “los encuentros con ancianitos”, a los cuales visita con regularidad para chequear la salud y las bonitas relaciones de médica-paciente que se establecen en ese sitio donde abundan polacos, alemanes e italianos y descendientes de estos.

No olvida aquella tarde,  al principio de la misión,  que fue a consulta una madre con su pequeña enferma y porque ya eran las 3 y concluía la sesión de trabajo  no fue atendida,  al preguntar sobre eso le dijeron que debió ir más temprano  a fijar cita como si las enfermedades se planificaran.  Aparecía ante sus ojos la realidad de un sistema de salud diferente al suyo.

Tampoco borra otros pasajes similares con el seguimiento  o el determinar un diagnóstico por lo engorroso que se hace  lograr tempranamente los complementarios y pruebas  determinantes. 

Hoy, tras un mes de vacaciones en su Cuba, reinicia sus andanzas en tierras brasileñas, sigue dando lo mejor de sí porque es manera sincera de exponer en alto la calidad de la medicina cubana y por demás la valía del personal que la ejerce. Desde allá su pensamiento en quienes acá la esperan y aguardan por nuevas historias hechas con el amor intenso hacia la profesión que escogió hace ya más de 20 años.

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