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jueves, mayo 21, 2015
Maricela Hernández Jiménez
http://www.radiolibertad.cu/index.php/noticias/titulares/3277
Atrapar la palabra exacta en el tiempo preciso y con la imagen oportuna es sin dudas el gran reto del repentismo en Cuba.
Tendencia oral que deviene escuela y tradición desde que irrumpiera en la escena poética el Indio Naborí, en la década del cuarenta, junto a otro grande Angelito Valiente y su diálogo poético que luego llamaron la controversia del siglo. En Naborí se unen su formación literaria, la elegancia y la rapidez convertidas en referencia desde sus comienzos radiales y televisivas como figura emergente de la poesía improvisada, a la vez que publica su primer libro de poemas (De bandurria y violín, en 1939).
El movimiento repentístico en Cuba parte de él y la mejor tradición tiene que beber de sus aguas hasta nuestros días.
Desde etapa tan temprana como en 1952 Puerto Padre se convierte en un sitio de referencia por la llegada a la radio de Luis Rodríguez Almaguer, el Chino Velazqueño que improvisaba al son del tres y que se mantuvo durante treinta años en el programa Fiesta guajira, de la emisora municipal.
El Chino pronto se destacó por su gran capacidad de retentiva al punto de ser llamado por el propio Naborí la grabadora humana, pues llegó a memorizar décimas de 76 poetas cubanos y merecer los premios más importantes de la improvisación en el país.
Hoy la cátedra de repentismo en La Villa Azul lleva su nombre y sin dudas la continuidad se logra en la joven generación. Sus profesores Miguel Navarro, Alexis Torres y Bartolo Pupo tienen esa misión.
Entre la nómina de niños y jóvenes que conocen el arte de la improvisación se destacan Ariadna Salazar, que deviene excelente tonadista y que es una de las direcciones en el estímulo a nuestras más autóctonas raíces.
Tendencia oral que deviene escuela y tradición desde que irrumpiera en la escena poética el Indio Naborí, en la década del cuarenta, junto a otro grande Angelito Valiente y su diálogo poético que luego llamaron la controversia del siglo. En Naborí se unen su formación literaria, la elegancia y la rapidez convertidas en referencia desde sus comienzos radiales y televisivas como figura emergente de la poesía improvisada, a la vez que publica su primer libro de poemas (De bandurria y violín, en 1939).
El movimiento repentístico en Cuba parte de él y la mejor tradición tiene que beber de sus aguas hasta nuestros días.
Desde etapa tan temprana como en 1952 Puerto Padre se convierte en un sitio de referencia por la llegada a la radio de Luis Rodríguez Almaguer, el Chino Velazqueño que improvisaba al son del tres y que se mantuvo durante treinta años en el programa Fiesta guajira, de la emisora municipal.
El Chino pronto se destacó por su gran capacidad de retentiva al punto de ser llamado por el propio Naborí la grabadora humana, pues llegó a memorizar décimas de 76 poetas cubanos y merecer los premios más importantes de la improvisación en el país.
Hoy la cátedra de repentismo en La Villa Azul lleva su nombre y sin dudas la continuidad se logra en la joven generación. Sus profesores Miguel Navarro, Alexis Torres y Bartolo Pupo tienen esa misión.
Entre la nómina de niños y jóvenes que conocen el arte de la improvisación se destacan Ariadna Salazar, que deviene excelente tonadista y que es una de las direcciones en el estímulo a nuestras más autóctonas raíces.
Por otra parte Liliana Rodríguez Peña es el referente directo más
importante de la eficacia de esta metodología que estimuló Alexis Díaz
Pimienta hace algunos años en toda Cuba.
Con los más notables premios en las dos variantes de la décima, Liliana es sin discusión parte de la vanguardia actual porque combina con excelencia lo culto y lo popular a la hora exacta de resolver los pies forzados.
Entre los premios de repentismo más importantes, destacan el Justo Vega en Las Tunas, El Francisco Pereira de Limonar, Matanzas y el Tercer premio en el Concurso Mundial de pies forzados que convoca cada año el Cubadisco.
Como ingrediente propio a su manera de improvisar tiene una formación literaria que le permite dotar al tradicional molde de elementos líricos, característicos de la variante literaria.
Tanto es así, que obtuvo hace dos años atrás el premio Iberoamericano Cucalambé de décima escrita, con su cuaderno Crepusculares.
Dos factores influyen en la incorporación trascendente de la décima en la cultura puertopadrense: la celebración sistemática de las jornadas cucalambeanas a todos los niveles y la existencia del Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel-Cucalambé fundado y dirigido por uno de los más notable decimistas de Cuba Renael González Batista, desde 1993.
No solo por aportarle a la poesía cubana en la temprana década de los setenta una huella que hasta hoy perdura, con su poemario Sobre la tela del viento, premio Heredia 1973 en Santiago de Cuba, sino porque se ha consagrado a estimular en otros el cultivo de la estrofa por más de veinte años.
Hoy Puerto Padre exhibe una nutrida nómina de escritores, investigadores y promotores de molde octosilábico como no existe en otra parte del país.
Puede afirmarse que de la totalidad de libros de poesía publicados por autores del patio, el 80 por ciento de estos utilizan la espinela como estructura poética recurrente.
Entre los escritores reconocidos que utilizan la décima sobresalen: Miguel Bruzón, Renael González, Pablo Armando Fernández, Nuvia Estévez, Waldo González, Reina Esperanza Cruz, Miguel Navarro, Frank Castell González, Ernesto Carralero, Abel Velázquez, entre otros.
Sin dudas la décima es una planta muy bien cultivada en tierra puertopadrense.
Con los más notables premios en las dos variantes de la décima, Liliana es sin discusión parte de la vanguardia actual porque combina con excelencia lo culto y lo popular a la hora exacta de resolver los pies forzados.
Entre los premios de repentismo más importantes, destacan el Justo Vega en Las Tunas, El Francisco Pereira de Limonar, Matanzas y el Tercer premio en el Concurso Mundial de pies forzados que convoca cada año el Cubadisco.
Como ingrediente propio a su manera de improvisar tiene una formación literaria que le permite dotar al tradicional molde de elementos líricos, característicos de la variante literaria.
Tanto es así, que obtuvo hace dos años atrás el premio Iberoamericano Cucalambé de décima escrita, con su cuaderno Crepusculares.
Dos factores influyen en la incorporación trascendente de la décima en la cultura puertopadrense: la celebración sistemática de las jornadas cucalambeanas a todos los niveles y la existencia del Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel-Cucalambé fundado y dirigido por uno de los más notable decimistas de Cuba Renael González Batista, desde 1993.
No solo por aportarle a la poesía cubana en la temprana década de los setenta una huella que hasta hoy perdura, con su poemario Sobre la tela del viento, premio Heredia 1973 en Santiago de Cuba, sino porque se ha consagrado a estimular en otros el cultivo de la estrofa por más de veinte años.
Hoy Puerto Padre exhibe una nutrida nómina de escritores, investigadores y promotores de molde octosilábico como no existe en otra parte del país.
Puede afirmarse que de la totalidad de libros de poesía publicados por autores del patio, el 80 por ciento de estos utilizan la espinela como estructura poética recurrente.
Entre los escritores reconocidos que utilizan la décima sobresalen: Miguel Bruzón, Renael González, Pablo Armando Fernández, Nuvia Estévez, Waldo González, Reina Esperanza Cruz, Miguel Navarro, Frank Castell González, Ernesto Carralero, Abel Velázquez, entre otros.
Sin dudas la décima es una planta muy bien cultivada en tierra puertopadrense.
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