sábado, 9 de julio de 2016

Por: Jorge Luís Peña Reyes el . http://www.radiolibertad.cu/index.php/noticias/puerto-padre/5232-carta-olvidada-de-un-mambi-puertopadrense-a-fidel-pdf.html

 Erigir un monumento a Máximo Gómez en Puerto Padre demandó de su escolta Santiago Marrero Giraldo mucha vehemencia y dedicación.

Diversas cartas a figuras influyentes y amigos se conservan como testimonio de la misión de su escolta para divulgar y perpetuar la memoria de uno de los hombres más valiosos de la guerra por la independencia. En 1961 la imprenta puertopadrense reprodujo una misiva que Santiago Marrero dirigiera al entonces Primer Ministro Fidel Castro Ruz en la que proponía de acuerdo a los méritos del dominicano dedicarle el 18 de noviembre, día de su nacimiento, una jornada para honrarlo, pues poco se divulgaba de aquella figura clave en la lucha por la libertad de Cuba.

Con claridad Santiago declaró la discriminación patriótica ejercida por algunos historiadores, secretarios, periodistas y Ministros de los Gobiernos que ha sufrido Cuba desde de la República hasta la fecha, en contra del Generalísimo. Añadía su escolta que la población cubana desconocía ¿Por qué Gómez junto a Martí y Maceo eran las tres figuras más importantes de  la Revolución del 95?

Testigo del encuentro en Monte Cristi, Santiago cuenta con detalles aquel diálogo intenso donde reconocían en un primer momento el error de Carlos Manuel de Céspedes de destituir en 1872 a Gómez del Primer Distrito de Cuba, en la Toma de Bayamo. Martí añadió para ponerle punto final al asunto “Pobre Carlos Manuel de Céspedes pudo en él más la vanidad que el amor a la Independencia y a la Democracia”

De primera mano aparece en el documento aquella conversación llena de pasión y respeto entre Martí y Gómez luego de la decisión de este último de regresar a Cuba aunque fuera en un barquichuelo. El abrazo y disposición del cubano más universal de juntarse con ellos. “Cuando los Maceo y Flor Crombet se encuentren en Oriente; Carlos Rolof y Serafín Sánchez en Las Villas y nosotros en el Camagüey, yo puedo  morir en la seguridad de que ustedes conquistarán la independencia de Cuba”. A lo que el gran estratega militar nacido en Baní respondió: “No, Martí tu puesto está en Washington. Tú no puedes ir a la guerra, ni pensar en la muerte, porque para Cuba y los cubanos sería una desgracia conquistar la independencia y que tú no seas su primer Presidente”.

Vale la pena reproducir este documento para comprender la entereza y visión de Máximo Gómez.

Cuando el pueblo cubano desde Remedios a La Habana daba loas al libertador de Cuba luego de su entrevista con el representante de los Estados Unidos Mac kinley, allá en Sagua la Grande el Generalísimo reconoció ante la muchedumbre “ que él no era el Libertador de Cuba, pues Cuba no era libre: Lo hubiera sido, pero el poder americano en nuestras luchas contra el poder de España que ya teníamos vencida, nos arrebató ese derecho”

La Constituyente de 1901 otorgaba derecho a Gómez en su condición de extranjero para aspirar a la Presidencia de la República por sus más de diez años de haber tomado las armas por la independencia de Cuba. En un contexto de tirantez entre la Asamblea y el General Gómez, el pueblo decidió llevarlo como Candidato único a la jefatura del estado, pero el paladín dominicano no aceptó esa candidatura y expresó: “No puedo aceptar, este puesto debe ser para un cubano que se asemeje si es posible a Martí y recordó uno de sus pensamientos que forma parte de su decálogo: No debe olvidarse que la espada bienhechora para dirigir y gobernar bien las cosas de la guerra no es muy buena para esos oficios en la paz; puesto que la palabra Ley es la que debe decirse al Pueblo, y el diapasón militar es demasiado rudo para interpretar con dulzura el espíritu de esa misma Ley.

Con la misma fuerza con que Máximo Gómez apoyó la candidatura de Tomás Estrada Palma como presidente de la nueva República y pidiéndole que no volviera a la reelección, se opuso a la reelección de Estrada Palma pues sabía que sobrevendría una segunda etapa funesta para Cuba.

La carta al Doctor y Primer Ministro Fidel Castro Ruz y al Consejo de Ministros dirigida por Santiago Marrero Giraldo en diciembre de 1961 constituye una pieza valiosa que viene a confirmar de primera mano el valor del escolta que extendió su misión más allá de la muerte del Generalísimo para que su memoria no muriera entre los cubanos.

0 comentarios :

Publicar un comentario