Desde hoy 20 de julio, Mi bandera en vuelo libre tal cual símbolo de libertad ondea en Washington como anuncio de la existencia de la embajada cubana en la tierra de Martin Luther King y otros tantos hombres buenos, ligados a la historia de ambos estados.
Mi bandera, la misma que el 3 de enero de 1961 fue arriada, está hoy allí como prueba de entereza, La misma que entonces fue recogida y conservada por un cubano, residente en esa nación, Héctor García, bisnieto de Vicente García y Brígida Zaldívar, y que trajo hace unos años al museo provincial de Las Tunas.
Tan orgullosa como lució en la pelea, Mi bandera vuelve a ese escenario 54 almanaques después más soberana y victoriosa. Se materializa el anuncio del 17 de diciembre de 2014 y con él se abren nuevos caminos en una era del necesario diálogo y de la paz.
Hoy los principales titulares del mundo se centran en el suceso, a la vez, se agolpan en la memoria del pueblo cubano huellas imborrables que el tiempo sembró con manos terroristas, genocidas medidas como el bloqueo e insultantes acciones de falsa política; no obstante, la apertura de las embajadas permitirá desde la base del respeto mutuo reanudar diálogos, restablecer nexos.
Claro, hay mucho todavía por concretar, la ilegal base naval de Guantánamo, es un asunto que requiere compromisos y hechos. Justo ayer Eunomia Peña recordaba con su perenne llanto el asesinato 51 años atrás de su hijo Ramón López Peña.
Mi bandera ondeando nuevamente en la ciudad de Washington a partir de este 20 de julio, representa el inicio de una nueva etapa entre las dos naciones hacia la normalización de sus relaciones.
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