El reordenamiento territorial costero en Puerto Padre,
prioriza la protección de la población y los recursos económicos,
sociales y medioambientales, ante los efectos adversos del cambio
climático y los eventos hidrometeorológicos extremos.
Para ello se elaboran políticas territoriales, interdisciplinarias e interinstitucionales, en estrecho vínculo con la participación ciudadana, además de las estrategias de respuesta que minimizan los riesgos en sitios vulnerables.
Para ello se elaboran políticas territoriales, interdisciplinarias e interinstitucionales, en estrecho vínculo con la participación ciudadana, además de las estrategias de respuesta que minimizan los riesgos en sitios vulnerables.
Los desastres naturales se intensifican en esas regiones debido a su fragilidad y vulnerabilidad como consecuencia del deterioro ambiental, el rápido crecimiento poblacional y el uso abusivo de las riquezas naturales en actividades como la pesca, la tala, el vertimiento de desechos, entre otras.
Como impactos negativos se puede observar la inestabilidad de la línea de costa con daños a los asentamientos humanos y a la infraestructura; el cambio de uso del suelo; la salinización de las aguas y suelos; pérdida del manglar y su migración tierra adentro.
Otras consecuencias adversas se identifican en los arrecifes coralinos y pastos marinos, en la erosión de las playas y su contaminación.
En correspondencia se promueve la reconstrucción de los bosques de manglares para mitigar las inundaciones costeras, el planeamiento con espacios libres en las zonas con peligros de inundación y el cambio de uso en algunas edificaciones.
También se procura elevar a otros niveles los sistemas de bombeos de agua y energéticos, adoptar medidas ingenieriles adecuadas que conciban riesgos en cada localidad de acuerdo a sus características, para evitar así gastos futuros en reparaciones y reconstrucciones.
De acuerdo con estudios realizados por el Instituto de Planificación Física, se prevé que en Cuba para el 2050 ascienda el nivel del mar en el orden de los 27 centímetros, y hasta 85, en el 2100, como consecuencia de las afectaciones por el cambio climático.
Además, se pronostica una intensificación en la fortaleza de los huracanes, sequías más sistemáticas y desplazadas de su tiempo en el año, menores precipitaciones, que podrán ser minimizadas si se adoptan medidas como el ahorro de agua, protección de los ecosistemas costeros y la preparación de la población, entre otras.
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