Por: Rosa María Ramírez Reyes el . http://www.radiolibertad.cu/index.php/noticias/puerto-padre/su-gente/2527-cara-a-cara-con-el-ebola.html
Cuando en agosto de 2013, el enfermero Norge Guillermo Zaldívar llegaba a Guinea Conakry como parte de la brigada de colaboradores de la Salud cubana no sospechaba que al año siguiente iba a presentarse cara a cara con la muerte, porque un virus como el Ébola podría hacerle contar los días si no extremaba los cuidados.
Atrás había dejado a su familia toda, esposa y buenos amigos, que en sus cartas o mensajes solo le recuerdan el regreso. Su andar muy fructífero en salones quirúrgicos del Hospital Guillermo Domínguez López, de Puerto Padre, donde se desempeña desde hace varias décadas, le deparó la experiencia inigualable de las tierras africanas.
Es también en esta ocasión el único enfermero puertopadrense en Guinea Conakry, lo cual le hizo más difícil el comienzo, aunque ya es parte de un grupo que no anda mirando de dónde es cada quien, sino que son cubanos y eso les hace más hermanos.
Su labor es admirable, por eso en la institución hospitalaria le tienen mucho afecto, también vecinas y vecinos, quienes prefieren llamarlo por el alias, Titi.
El encuentro con él en las redes sociales no fue casual, pues en trajines periodísticos ya sabía de su presencia entre los que allá combaten el ébola, por eso me fue fácil localizarlo y entablar una amistad como si fuera de siempre. Cuentan que es así por naturaleza, dado a sembrarse como buen amigo.
Es entonces cómo le propuse respondiera algunas preguntas a través de correos electrónicos, aceptó tal cual genuino cubano que sabe muy bien el significado de la vida y el reto constante a la muerte.
No le ha resultado muy difícil el desempeño profesional en un sitio lejano, donde el idioma y las costumbres son diferentes, porque es “muy alta la calificación y preparación de los cubanos”, refiere Norge, y agrega, “pero sí complejo al no contar con todos los recursos necesarios dentro del salón de operación, lugar donde trabajo; pues soy licenciado de enfermería y especializado en anestesia”.
“La barrera del idioma se supera, al inicio un poco difícil, no tenía dominio alguno del francés; inmediatamente nos interesamos en estudiar aprovechando nuestro tiempo libre y con la ayuda de nuestro compañero, así ya logramos comunicarnos e intercambiar ideas sin dificultad”.
Las horas y los días transcurren en Guinea Conakry con aparente calma, sin descuidar que entre los pacientes que atiende el personal cubano puede estar un enfermo de ébola.
“En la región donde trabajo somos 4 cubanos, pertenecemos a una brigada que labora en diferentes regiones y yo estoy en un hospital regional; los pacientes diagnosticados de ébola o sospechosos son tratados de inmediato por el colectivo de médicos asignado; pero el riesgos siempre está, ellos no tienen cultura del peligro y se protegen muy poco, y ahí está el gran peligro de contagiarnos”
Norge, en esta su primera misión por África ha conocido de los males en esa región, de la pobreza extrema y de la verdadera cara de la muerte; él mismo cuenta de su andar por el lugar y sentir rostros asombrados a su alrededor, unos porque les saben extranjero y otros simplemente por la tez blanca, algo que en su Cuba es fuente de riqueza humana: el desprendimiento de la raza, todas y todos son uno mismo, cubanos.
Adaptarse a ello fue un reto desde el comienzo porque además de lo que podría significar para Norge había que establecer empatía con cada uno. A la vuelta del almanaque en un hospital regional de Guinea Conakry ya todo eso es cuestión del pasado, el presente es más prolífico.
La muerte… “pienso que toda persona que sienta la muerte próxima por diferentes situaciones le tema, dejamos nuestra familia en Cuba, estamos muy lejos y enfermarse fuera de tu país es difícil, pero el deber está primero”
Cuba, ser cubano…”Los profesionales cubanos representamos a nuestro país por diversas partes del mundo. Somos ejemplo de solidaridad; altruismo. ME SIENTO ORGULLOSO DE SER CUBANO.
Así es el enfermero puertopadrense Norge Guillermo Zaldívar, un criollo que no renuncia a su gente y que entre los desafíos al ébola sabe crecerse.
Cuando en agosto de 2013, el enfermero Norge Guillermo Zaldívar llegaba a Guinea Conakry como parte de la brigada de colaboradores de la Salud cubana no sospechaba que al año siguiente iba a presentarse cara a cara con la muerte, porque un virus como el Ébola podría hacerle contar los días si no extremaba los cuidados.
Atrás había dejado a su familia toda, esposa y buenos amigos, que en sus cartas o mensajes solo le recuerdan el regreso. Su andar muy fructífero en salones quirúrgicos del Hospital Guillermo Domínguez López, de Puerto Padre, donde se desempeña desde hace varias décadas, le deparó la experiencia inigualable de las tierras africanas.
Es también en esta ocasión el único enfermero puertopadrense en Guinea Conakry, lo cual le hizo más difícil el comienzo, aunque ya es parte de un grupo que no anda mirando de dónde es cada quien, sino que son cubanos y eso les hace más hermanos.
Su labor es admirable, por eso en la institución hospitalaria le tienen mucho afecto, también vecinas y vecinos, quienes prefieren llamarlo por el alias, Titi.
El encuentro con él en las redes sociales no fue casual, pues en trajines periodísticos ya sabía de su presencia entre los que allá combaten el ébola, por eso me fue fácil localizarlo y entablar una amistad como si fuera de siempre. Cuentan que es así por naturaleza, dado a sembrarse como buen amigo.
Es entonces cómo le propuse respondiera algunas preguntas a través de correos electrónicos, aceptó tal cual genuino cubano que sabe muy bien el significado de la vida y el reto constante a la muerte.
No le ha resultado muy difícil el desempeño profesional en un sitio lejano, donde el idioma y las costumbres son diferentes, porque es “muy alta la calificación y preparación de los cubanos”, refiere Norge, y agrega, “pero sí complejo al no contar con todos los recursos necesarios dentro del salón de operación, lugar donde trabajo; pues soy licenciado de enfermería y especializado en anestesia”.
“La barrera del idioma se supera, al inicio un poco difícil, no tenía dominio alguno del francés; inmediatamente nos interesamos en estudiar aprovechando nuestro tiempo libre y con la ayuda de nuestro compañero, así ya logramos comunicarnos e intercambiar ideas sin dificultad”.
Las horas y los días transcurren en Guinea Conakry con aparente calma, sin descuidar que entre los pacientes que atiende el personal cubano puede estar un enfermo de ébola.
“En la región donde trabajo somos 4 cubanos, pertenecemos a una brigada que labora en diferentes regiones y yo estoy en un hospital regional; los pacientes diagnosticados de ébola o sospechosos son tratados de inmediato por el colectivo de médicos asignado; pero el riesgos siempre está, ellos no tienen cultura del peligro y se protegen muy poco, y ahí está el gran peligro de contagiarnos”
Norge, en esta su primera misión por África ha conocido de los males en esa región, de la pobreza extrema y de la verdadera cara de la muerte; él mismo cuenta de su andar por el lugar y sentir rostros asombrados a su alrededor, unos porque les saben extranjero y otros simplemente por la tez blanca, algo que en su Cuba es fuente de riqueza humana: el desprendimiento de la raza, todas y todos son uno mismo, cubanos.
Adaptarse a ello fue un reto desde el comienzo porque además de lo que podría significar para Norge había que establecer empatía con cada uno. A la vuelta del almanaque en un hospital regional de Guinea Conakry ya todo eso es cuestión del pasado, el presente es más prolífico.
La muerte… “pienso que toda persona que sienta la muerte próxima por diferentes situaciones le tema, dejamos nuestra familia en Cuba, estamos muy lejos y enfermarse fuera de tu país es difícil, pero el deber está primero”
Cuba, ser cubano…”Los profesionales cubanos representamos a nuestro país por diversas partes del mundo. Somos ejemplo de solidaridad; altruismo. ME SIENTO ORGULLOSO DE SER CUBANO.
Así es el enfermero puertopadrense Norge Guillermo Zaldívar, un criollo que no renuncia a su gente y que entre los desafíos al ébola sabe crecerse.
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