viernes, 6 de marzo de 2015

Por: Rosa María Ramírez Reyes el
 En la América nuestra, hoy se recuerda a un hombre grande, que supo ascender al sitial sagrado de los indelebles por su actuar consecuente y obrar a favor de los humildes: Hugo Rafael Chávez frías. Un hombre que escogió las huellas del Libertador Simón Bolívar para hacerlas suyas y encausar los pasos hacia un mismo fin: la integración del continente.
 A 2 años de su siembra  el protector de los pueblos, continúa iluminando la causa de los pobres. Tras batallar como verdadero guerrero contra el cáncer, falleció el 5 de marzo de 2013 cuando tenía mucho por hacer todavía, pero, su capacidad de ver más allá del horizonte le permitió delinear los caminos para que otros continuaran la obra.

Al evocar a Chávez hoy, lo hacemos por la sonrisa del infante que ya tiene escuelas, la anciana que pudo caminar, la buena mujer venezolana que tiene casa, por el joven que va a la universidad, el hombre al que le devolvió la visión, por la mirada al horizonte del obrero, el pensionado, la embarazada, el trabajador sencillo y común que edifica con sus propias manos una nueva nación, con las cimientes de Bolívar.

Hacedor  de sueños es calificativo que le llegará por la eternidad desde el corazón de quienes siguen su andar firme por Nuestra América.

Con su muerte  escaló montañas y desde allá le habla a la América, porque Chávez es guía certera en el hacer por la integración del continente, así como siglos atrás emprendiera la misión el Libertador Simón Bolívar.

Chávez no se ha ido, él está en todas partes, porque es siembra útil por mejores tiempos.

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