viernes, 6 de marzo de 2015

Por: Rosa María Ramírez Reyes el
 Amigo de Martí, vocero y defensor de negros y mulatos, son cualidades que distinguen  a este cubano, de inteligencia elevada y singular verbo.  Juan Gualberto Gómez, el hombre que hizo valer su raza en tiempos de discriminación y odio, murió en  esta fecha de 1933.
Matanzas fue la cuna de su llegada al mundo y de los primeros años, otras regiones de Cuba y fuera de la Isla  consolidaron su hacer por los intereses independentistas.

La grandeza de su andar radica en el desempeño sobresaliente en distintos ámbitos de la esfera pública y política dentro y fuera de Cuba a lo largo de su existencia. Y es que además de su capacidad y sabiduría, Juan Gualberto Gómez, perseveraba, y se entregaba con notable pasión a cada proyecto de las letras y de la libertad definitiva por eso es considerado uno de los patriotas más consecuentes con los principios independentistas que ha tenido la Historia de la nación.

Paradigma del periodismo comprometido e impecable, también dejó huellas en la oratoria y en la organización de la Guerra Necesaria, fue a él a quien confió Martí la preparación de la contienda de 1895 en la Isla.

Desde su puesto de senador y de delegado por la provincia de oriente a la Asamblea Constituyente  hizo constar su oposición al injerencismo norteamericano.

De su siembra provechosa en aras de una Cuba diferente, libre, llegan a nuestros días sus publicaciones, su integridad como senador, su personalidad sobria, su patriotismo, su incansable lucha por  la igualdad entre cubanas y cubanos, sin importar la raza, porque Juan Gualberto Gómez, trasciende en el tiempo como patriota de grandes virtudes.

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