sábado, 14 de marzo de 2015

Por: Oscar Peña Peña el
 Hasta la primera decena de marzo Puerto Padre continúa sin  incendios forestales, tras iniciar en enero el periodo más proclive para la ocurrencia de tales eventos, tan comunes cuando no hay lluvias u ocurren violaciones en las normas de protección silvícola. 

Ante la necesidad de preservar el entorno natural, desde el primer día del año operan mayor cantidad de guardabosques  profesionales y  auxiliares en un perímetro de 35 mil hectáreas de  plantas  frutales, madereras  y matorrales.
Hace menos de 5 años el número de agentes aumentaba de febrero a mayo, mientras ahora es un semestre por el déficit de precipitaciones, altas temperaturas, incremento de ramas y hojas secas, debido al cambio climático sobre la región.

Esas probabilidades variaron esta vez en el cuatrimestre noviembre – febrero, al registrarse lluvias y bajas temperaturas, que favorecieron al patrimonio verde incluidos Covarrubias y Bahía de Malagueta, clasificadas como zonas especiales de flora y fauna, con unas 18 mil hectáreas.

Las bondades menguaron a inicios de marzo y aunque  transcurre sin incendios, los guardabosques están muy alertas ante  la sequía y efectos para generar material combustible de  árboles, herbazales, plantaciones cañeras y residuales de cosecha de viandas.

Estos elementos ponen en tensión, además,  al  Comando 102 de bomberos, campesinos, carboneros, pescadores, comunitarios y transeúntes.

Tales fuerzas potencian al cuerpo de Guardabosques en zonas costeras, el centro y sur del municipio, a fin de minimizar los riesgos por igniciones en bosques naturales o por reforestación humana.

Otros instrumentos que se adecuan de enero a junio, son los acuerdos que vinculan en la protección contra incendios al Movimiento Cooperativo, Empresa Agropecuaria y AZCUBA, porque poseen diversos renglones asociados al planeta verde.

Quienes residen o visitan el norte tunero son testigos del matiz clorofílico que logra la región, donde poco a poco aparecen los árboles y matorrales en espacios incinerados por el huracán Ike en septiembre del año 2008.

En la mira de esas arboledas permanecen alertas los integrantes del cuerpo de guardabosques en compañía del cantar de las aves, a las cuales dedicaremos un próximo artículo.

0 comentarios :

Publicar un comentario