P: ¿Qué debe ocurrirle a un autor cubano para que sus libros sean atractivos en otras partes del mundo?
MH:
 Creo que los temas que se escogen son importantes. En todos los sitios 
del mundo se tienen los mismos problemas, necesidades,  incomunicación, 
falta de fe, o carencias…. como también tenemos los mismos sueños o 
esperanzas…. Y en todos los sistemas (más o menos desarrollados), los 
seres humanos anhelan lo mismo. Creo que la historia que se cuente debe 
ser original. Aclaro con “original” que sea una historia contada desde 
tu “yo” más verdadero, pues bajo este cielo todo está dicho. Debe ser 
una historia fresca, bien escrita, sin ñoñerías, falsas moralejas o 
temáticas impuestas. A ello le agregas la forma en que lo enfoques a un 
determinado público. Al público también le gusta saber de la vida del 
autor, de sus vivencias, frustraciones, etc… lo que hace más interesante
 su obra. Pero sí creo que una historia insincera no va a resultar 
agradable a ningún público de ningún “mundo”. Hay escritores que se 
trazan una meta: escribir lo que esté en boga: lo “difícil”, lo 
vendible, lo “raro”, etc y para colmo lo hacen mal. Yo escribo lo 
vivido, lo que me inquieta, lo que me duele, lo que ansío, lo que callo,
 o lo que creo debe cambiar. Ahora bien, no sé si iré por buen camino, 
eso el tiempo lo dirá. Y sé que debo superarme mucho (cosa que no hacen 
muchos escritores por ser muy publicados y premiados). En esa constante 
superación está el agrado de saber que puedes lograrlo. Eso el público 
lo nota. Pero termino diciéndote (además), lo que debe ocurrirle al 
autor cubano para que sus libros sean atractivos en otras partes del 
mundo... es sencillo: conocer el mundo. Eso que nos han impedido durante
 años: VIAJAR. El hombre puede superarse espiritualmente en un mismo 
sitio. Pero no somos solo espíritu. Y el escritor tiene una gran 
responsabilidad con su tiempo, con la sociedad. Y las puertas cerradas 
no abren la mente de los hombres.
P: En el 
acercamiento a temas de aceptación social complejos, cuáles han sido los
 principios que sigues para que el niño los consuma y disfrute?

 
MH: Siempre
 he creído que se puede tocar cualquier tema “complejo” o no…aunque 
tengo duda con esa palabra. Todo está en saber decir: no ser denso, 
impositivo, directo. Los mejores medicamentos que bebía en la infancia 
eran los que tenían sabores agradables. Pues los amargos, aunque mi 
madre insistiera en que me iban a curar, los rechazaba. Al lector le 
pasa lo mismo. Mucho más al lector niño o adolescente. Se trata de 
jugar, de decir sin decir, de mostrarles un mundo: el real, pero de una 
manera dócil. También influye el personaje que se escoja para contar la 
historia. Si no lo elegiste bien, o una vez elegido no supiste 
moldearlo, entonces será un personaje que no va a comunicar como 
quieres. No es que yo haya logrado eso con los míos. A unos los he 
dejado atrás, a otros los he ido moldeando, hasta quedarme con los que 
más me identifiquen. Pero se trata de eso: de saber elegir el personaje y
 saber cómo lo pondrás a decir cosas que comuniquen de una manera 
inteligente.
P: Tanto en la poesía como en la 
narrativa, el humor en un recurso que utilizas en el diálogo con tu 
público. ¿Cuándo te parece su uso imprescindible y a qué se debe que 
algunos autores sean escépticos a él?
MH: Me 
parece que el humor es imprescindible siempre. Y los autores que sean 
escépticos a la utilización del humor, es porque no pueden lograrlo. Que
 yo no pueda escribir de una manera “tal” no significa que me niegue a 
ella, a que existe y que sea necesaria. Aclaro que no toda mi poesía 
lleva ese humor. La juvenil, por ejemplo, va más a lo melancólico, a la 
añoranza, la pérdida, al desamor. En la infantil lo utilizo más, y no 
por ello dejo de ser crítica. Cierta vez escuché decir a un autor que 
hasta cuándo los escritores iban a seguir escribiendo cosas alegres para
 los niños. Ese comentario me aterró. ¿Será que estamos obligados a 
contarles a los niños las desgracias del mundo? ¿No podremos hacerlos 
reír sin que caiga sobre nosotros el peso de la crítica? ¿Será que 
muerte, homosexualismo, travestismo, divorcio, racismo, xenofobia, 
prostitución, guerra de Angola….es obligatorio en la temática infantil 
cubana? Si bien atiborramos a la infancia de años atrás con las 
temáticas: patriotismo, pionero ejemplar, país perfecto, familia 
estable, símbolos patrios, y campiña cubana, también es cierto que la 
hemos colmado de estos temas que no por ser reales, deben ser tan 
metidos por los ojos. (el cubano cuando no llega, se pasa). Lo peor es 
que se escuchan innumerables alabanzas a ese exceso de temas y a 
escritores que para colmo no saben contar dichas historias... Autores 
proclamados iniciadores de temáticas difíciles. ¿No hemos mirado atrás? 
¿No nos hemos dado cuenta de la manera de tocar lo diferente en 
Onelio Jorge Cardoso, con su “Cangrejo volador”?, o “El caballito enano” de 
Dora Alonso… ¿Nos hemos olvidado más recientemente de
 Luis Cabrera Delgado, o del ya fallecido 
Ariel Ribeaux Diago...?...de
 tantos otros autores, para creernos iniciadores de algo. Y no me parece
 que ellos se hayan proclamado, alguna vez, iniciadores de nada. 
Obligarles a consumir un determinado tema no es educar, ni comunicar. La
 diferencia se enseña respetando al que no la acepte. Educar es mostrar 
que ser diferente no es malo. Pero hay que ha
cerlo sin imposiciones.
 Para hacer reír hay que saber jugar; no a las muñecas, a los 
escondidos…hay que saber jugar con las palabras.
P: De tus actuales libros, ¿Cuál es el que mejor acogida tiene en España y en tu criterio a qué se debe? 
MH:
 El público español no es tan abierto como parece, por vivir en 
“Europa”. Aunque hay varios programas en defensa a la familia 
“diferente”, es un tema que muchos han mirado de reojo y otros lo han 
agradecido. Siempre he dicho que cada libro tiene su público. Todos los 
temas no pueden gustarles a todos los lectores. Seríamos un mundo muy 
aburrido. 
Hay una parte del público que prefiere mis dos novelas
 de la niña, porque les agrada el personaje principal, o se sienten 
identificados con el tema del respeto a la diferencia, la adopción o 
convivencia de un niño (a) con dos personas de igual sexo…. o cómo trato
 el tema de la incomunicación del mundo adulto con la infancia. También 
pasa con Diario de una vaca, que está entre un público joven y adulto, a
 los que les interesa más la crítica a los sistemas de extremo, que 
terminan por aplastar y someter al hombre a la esclavitud. Hace un 
tiempo atrás las dos niñas fueron muy vendidas. Ahora es Diario de una 
vaca…en fin, eso depende del público, aunque he visto más atención en 
esta última novela, pues la gente quiere saber mi opinión sobre los 
sistemas imperantes. Yo les aclaro que es la opinión de cuatro vacas, no
 la mía.
P: Para quienes deciden consagrarse a 
las letras infanto-juveniles, muchos críticos coinciden en que este 
subgénero es una “doble literatura”. No siempre es el niño quien escoge 
sus lecturas ¿Qué oportunidad le das al lector adulto en su condición de
 consumidor potencial?
MH: Ah, el “subgénero”, 
pobrecito…. Cuando dejemos de hacerle caso a ciertos comentarios, estos 
desaparecen, pues la ignorancia es un arma muy poderosa. Nada es 
subgénero, sino género. Poner algo por debajo es subestimarlo...pero... 
Por ejemplo: hay libros de poesía, publicados y premiados, que yo me 
siento una tarde, y con un poco de maña y deseos de entretenerme, lo 
escribo mejor. Pero supongo que haya poetas que digan lo mismo con 
algunos cuentos infantiles, y tienen razón. Esto se debe, al boom de 
muchos escritores que les ha dado por escribir para niños porque “es 
fácil y se gana dinero”, lo que ha traído consigo un exceso de mala 
calidad, por lo que ya se le ha faltado el respeto a la literatura 
infantil. La doble lectura en la literatura para niños es simplemente 
una mezcla: el tono y el tema. O sea, se escoge un tono entendible, que 
no tonto, para el niño y un tema cualquiera que adecuamos a su edad. He 
ahí la doble literatura. Solo es que se debe decir de otra manera. Lo 
que no sucede en la destinada al adulto. Por eso sigo pensando que la 
literatura destinada a los niños es más difícil que la destinada a los 
adultos. ¿Esto la hace mejor o peor?….creo que distinta. ¿Doble 
literatura? Bueno, sí. A veces lo bueno es doble. Pero repito, doble o 
no, es distinta.
Si el adulto consumiera más literatura para 
niños y jóvenes (de la buena) sería un lector con una mejor formación. 
Los padres compran el libro, entonces valoran si se lo pueden dar a leer
 a sus hijos, violando la preferencia del niño y llenándolo de antemano 
de prejuicios, lo que hace que el niño no se forme un criterio propio. 
Si yo tuviese un hijo, dejaría que el escogiera el libro. Luego le 
explicaría lo que me preguntara. Si se lo comprara yo, lo haría por mis 
razones. Si finalmente a mi hijo no le gusta, lo pondría en mi librero. 
Pero no todos los padres piensan así. Y eso hay que respetarlo. 
No
 solo se debe leer literatura infantil en la niñez. Es una literatura 
para consumir siempre, pues lleva una cantidad increíble de símbolos, de
 psicología, de tratamientos y enfrentamientos a ciertos temas, que es 
una pena echarla a un lado por ser tan “adultos” como somos.  
  
  
 
 
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