sábado, 14 de marzo de 2015

Por: Jorge Luís Peña Reyes el
 Entrevista a la joven autora cubana Mildre Hernández Barrios, premio Casa de las Américas 2015

"Yo escribo lo vivido, lo que me inquieta, lo que me duele, lo que ansío, lo que callo, o lo que creo debe cambiar..." Mildre Hernández (MH), hace mucho confirmó ser una autora capaz de colocar sus libros más allá de su tierra. Sus fórmulas transitan por la exploración a temáticas universales, el buen manejo del humor y el tratamiento a temáticas contemporáneas complejas, que generan adeptos y detractores en todas partes. Aun así, esta osadía la afirma como una de las autoras más exitosas y respetadas de la literatura infantil y juvenil en Cuba. Aprovecho este importante lauro conferido hace muy poco para conversar en torno a su literatura.   
P: ¿Qué debe ocurrirle a un autor cubano para que sus libros sean atractivos en otras partes del mundo?

MH: Creo que los temas que se escogen son importantes. En todos los sitios del mundo se tienen los mismos problemas, necesidades,  incomunicación, falta de fe, o carencias…. como también tenemos los mismos sueños o esperanzas…. Y en todos los sistemas (más o menos desarrollados), los seres humanos anhelan lo mismo. Creo que la historia que se cuente debe ser original. Aclaro con “original” que sea una historia contada desde tu “yo” más verdadero, pues bajo este cielo todo está dicho. Debe ser una historia fresca, bien escrita, sin ñoñerías, falsas moralejas o temáticas impuestas. A ello le agregas la forma en que lo enfoques a un determinado público. Al público también le gusta saber de la vida del autor, de sus vivencias, frustraciones, etc… lo que hace más interesante su obra. Pero sí creo que una historia insincera no va a resultar agradable a ningún público de ningún “mundo”. Hay escritores que se trazan una meta: escribir lo que esté en boga: lo “difícil”, lo vendible, lo “raro”, etc y para colmo lo hacen mal. Yo escribo lo vivido, lo que me inquieta, lo que me duele, lo que ansío, lo que callo, o lo que creo debe cambiar. Ahora bien, no sé si iré por buen camino, eso el tiempo lo dirá. Y sé que debo superarme mucho (cosa que no hacen muchos escritores por ser muy publicados y premiados). En esa constante superación está el agrado de saber que puedes lograrlo. Eso el público lo nota. Pero termino diciéndote (además), lo que debe ocurrirle al autor cubano para que sus libros sean atractivos en otras partes del mundo... es sencillo: conocer el mundo. Eso que nos han impedido durante años: VIAJAR. El hombre puede superarse espiritualmente en un mismo sitio. Pero no somos solo espíritu. Y el escritor tiene una gran responsabilidad con su tiempo, con la sociedad. Y las puertas cerradas no abren la mente de los hombres.

P: En el acercamiento a temas de aceptación social complejos, cuáles han sido los principios que sigues para que el niño los consuma y disfrute?

MH: Siempre he creído que se puede tocar cualquier tema “complejo” o no…aunque tengo duda con esa palabra. Todo está en saber decir: no ser denso, impositivo, directo. Los mejores medicamentos que bebía en la infancia eran los que tenían sabores agradables. Pues los amargos, aunque mi madre insistiera en que me iban a curar, los rechazaba. Al lector le pasa lo mismo. Mucho más al lector niño o adolescente. Se trata de jugar, de decir sin decir, de mostrarles un mundo: el real, pero de una manera dócil. También influye el personaje que se escoja para contar la historia. Si no lo elegiste bien, o una vez elegido no supiste moldearlo, entonces será un personaje que no va a comunicar como quieres. No es que yo haya logrado eso con los míos. A unos los he dejado atrás, a otros los he ido moldeando, hasta quedarme con los que más me identifiquen. Pero se trata de eso: de saber elegir el personaje y saber cómo lo pondrás a decir cosas que comuniquen de una manera inteligente.

P: Tanto en la poesía como en la narrativa, el humor en un recurso que utilizas en el diálogo con tu público. ¿Cuándo te parece su uso imprescindible y a qué se debe que algunos autores sean escépticos a él?

MH: Me parece que el humor es imprescindible siempre. Y los autores que sean escépticos a la utilización del humor, es porque no pueden lograrlo. Que yo no pueda escribir de una manera “tal” no significa que me niegue a ella, a que existe y que sea necesaria. Aclaro que no toda mi poesía lleva ese humor. La juvenil, por ejemplo, va más a lo melancólico, a la añoranza, la pérdida, al desamor. En la infantil lo utilizo más, y no por ello dejo de ser crítica. Cierta vez escuché decir a un autor que hasta cuándo los escritores iban a seguir escribiendo cosas alegres para los niños. Ese comentario me aterró. ¿Será que estamos obligados a contarles a los niños las desgracias del mundo? ¿No podremos hacerlos reír sin que caiga sobre nosotros el peso de la crítica? ¿Será que muerte, homosexualismo, travestismo, divorcio, racismo, xenofobia, prostitución, guerra de Angola….es obligatorio en la temática infantil cubana? Si bien atiborramos a la infancia de años atrás con las temáticas: patriotismo, pionero ejemplar, país perfecto, familia estable, símbolos patrios, y campiña cubana, también es cierto que la hemos colmado de estos temas que no por ser reales, deben ser tan metidos por los ojos. (el cubano cuando no llega, se pasa). Lo peor es que se escuchan innumerables alabanzas a ese exceso de temas y a escritores que para colmo no saben contar dichas historias... Autores proclamados iniciadores de temáticas difíciles. ¿No hemos mirado atrás? ¿No nos hemos dado cuenta de la manera de tocar lo diferente en Onelio Jorge Cardoso, con su “Cangrejo volador”?, o “El caballito enano” de Dora Alonso… ¿Nos hemos olvidado más recientemente de Luis Cabrera Delgado, o del ya fallecido Ariel Ribeaux Diago...?...de tantos otros autores, para creernos iniciadores de algo. Y no me parece que ellos se hayan proclamado, alguna vez, iniciadores de nada. Obligarles a consumir un determinado tema no es educar, ni comunicar. La diferencia se enseña respetando al que no la acepte. Educar es mostrar que ser diferente no es malo. Pero hay que ha
cerlo sin imposiciones. Para hacer reír hay que saber jugar; no a las muñecas, a los escondidos…hay que saber jugar con las palabras.

P: De tus actuales libros, ¿Cuál es el que mejor acogida tiene en España y en tu criterio a qué se debe?

MH: El público español no es tan abierto como parece, por vivir en “Europa”. Aunque hay varios programas en defensa a la familia “diferente”, es un tema que muchos han mirado de reojo y otros lo han agradecido. Siempre he dicho que cada libro tiene su público. Todos los temas no pueden gustarles a todos los lectores. Seríamos un mundo muy aburrido.

Hay una parte del público que prefiere mis dos novelas de la niña, porque les agrada el personaje principal, o se sienten identificados con el tema del respeto a la diferencia, la adopción o convivencia de un niño (a) con dos personas de igual sexo…. o cómo trato el tema de la incomunicación del mundo adulto con la infancia. También pasa con Diario de una vaca, que está entre un público joven y adulto, a los que les interesa más la crítica a los sistemas de extremo, que terminan por aplastar y someter al hombre a la esclavitud. Hace un tiempo atrás las dos niñas fueron muy vendidas. Ahora es Diario de una vaca…en fin, eso depende del público, aunque he visto más atención en esta última novela, pues la gente quiere saber mi opinión sobre los sistemas imperantes. Yo les aclaro que es la opinión de cuatro vacas, no la mía.

P: Para quienes deciden consagrarse a las letras infanto-juveniles, muchos críticos coinciden en que este subgénero es una “doble literatura”. No siempre es el niño quien escoge sus lecturas ¿Qué oportunidad le das al lector adulto en su condición de consumidor potencial?

MH: Ah, el “subgénero”, pobrecito…. Cuando dejemos de hacerle caso a ciertos comentarios, estos desaparecen, pues la ignorancia es un arma muy poderosa. Nada es subgénero, sino género. Poner algo por debajo es subestimarlo...pero... Por ejemplo: hay libros de poesía, publicados y premiados, que yo me siento una tarde, y con un poco de maña y deseos de entretenerme, lo escribo mejor. Pero supongo que haya poetas que digan lo mismo con algunos cuentos infantiles, y tienen razón. Esto se debe, al boom de muchos escritores que les ha dado por escribir para niños porque “es fácil y se gana dinero”, lo que ha traído consigo un exceso de mala calidad, por lo que ya se le ha faltado el respeto a la literatura infantil. La doble lectura en la literatura para niños es simplemente una mezcla: el tono y el tema. O sea, se escoge un tono entendible, que no tonto, para el niño y un tema cualquiera que adecuamos a su edad. He ahí la doble literatura. Solo es que se debe decir de otra manera. Lo que no sucede en la destinada al adulto. Por eso sigo pensando que la literatura destinada a los niños es más difícil que la destinada a los adultos. ¿Esto la hace mejor o peor?….creo que distinta. ¿Doble literatura? Bueno, sí. A veces lo bueno es doble. Pero repito, doble o no, es distinta.

Si el adulto consumiera más literatura para niños y jóvenes (de la buena) sería un lector con una mejor formación. Los padres compran el libro, entonces valoran si se lo pueden dar a leer a sus hijos, violando la preferencia del niño y llenándolo de antemano de prejuicios, lo que hace que el niño no se forme un criterio propio. Si yo tuviese un hijo, dejaría que el escogiera el libro. Luego le explicaría lo que me preguntara. Si se lo comprara yo, lo haría por mis razones. Si finalmente a mi hijo no le gusta, lo pondría en mi librero. Pero no todos los padres piensan así. Y eso hay que respetarlo.

No solo se debe leer literatura infantil en la niñez. Es una literatura para consumir siempre, pues lleva una cantidad increíble de símbolos, de psicología, de tratamientos y enfrentamientos a ciertos temas, que es una pena echarla a un lado por ser tan “adultos” como somos.

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