lunes, 30 de noviembre de 2015

  Por: Rosa María Ramírez Reyes el .
 Avanzaba la noche de aquel 29 de noviembre de 1956 y todo aparentaba tranquilidad. Mas, en un lugar conocido como La Cadena, en Puerto Padre, se gestaba una acción revolucionaria. Sería la primera en la Isla en apoyo al desembarco del Granma.

Tres jóvenes de la zona, que sabían muy bien cuál era el camino hacia la libertad definitiva, despertaban al llano tunero. Las orientaciones habían llegado del mando del Movimiento 26 de Julio.
Luís Alfonso Zayas Ochoa, Raúl Castro Mercader y Orlando Pupo Peña asaltaban el Polvorín de La Cadena para apoderarse de las armas dispuestas allí por el ejército del tirano Fulgencio Batista.

Los miembros del Movimiento 26 de Julio, aunque no ocuparon la dinamita almacenada, revelaron el encargo de que había que hacer algo bueno por la patria.

Tras el suceso, aquellos 3 bravos mozos, hijos de campesinos, se convencieron de que el amor sin límites a la Patria se prueba cuando se obra en bien de ella, cuando la tierra natal se defiende a cualquier precio y partieron entonces en busca de la madurez revolucionaria en la Sierra Maestra con Fidel y el Che.

Bien sabían estos muchachos que no quedaba otro camino que el de las montañas para pelear duro por la libertad final.

Aquel 29 de noviembre de 1956 se inscribió por derecho propio en la historia nacional, como calificara el líder Fidel Castro, en 1980 el asalto al Polvorín de La Cadena trasciende como un acto patriótico y revolucionario.

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