jueves, 25 de agosto de 2016

 Es un placer tener hoy como invitado a un hombre que desde hace muchos años se adentró en el mundo cultural para nunca dejarlo. Señor  alto, con pelo donde brillan las canas, fiel reflejo de su desempeño creador.  
Empezó como instructor de arte en la casa de cultura Enrique Peña, con niños, adolescente y jóvenes que dieron sus primeros pasos en los conocimientos de pintura; allí el maestro con su pincel podía llevar el paisaje al lienzo con originalidad, colorido y amor.

Su vida de artista no se limitó solo a las artes plásticas, fue más allá, al integrar el proyecto cultural Alfa Portus junto a David Silva. Incursiona con la cerámica, las técnicas terracota y tejido macramé. La obra del artista es parte del patrimonio de la cultura puertopadrense.

No solo su mundo es las artes plásticas, el se desarrolla en la literatura y es narrador oral. Integró por muchos años el taller literario Carlos Enrique, escribe cuentos fundamentalmente basados en las tradiciones campesinas y culturales de la región.

La voz grave y énfasis en la lectura capta la atención de quienes lo escuchan en las tertulias de la UNEAC, donde es miembro por la filial de escritores, allí colabora en el montaje de las exposiciones de artes plástica en la Sala Bindo.

Tiene el espacio fijo Cuenta cuentero, en la sede la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en Puerto Padre, donde niños de primaria todos los cuartos jueves de cada mes aprenden técnicas de narración.

La sencillez y dedicación al arte, no impiden que sea un amigo fiel, esposo y padre dedicado. Es David Conrado Lobera Hechavarría, hombre imprescindible del universo artístico de La Villa Azul de Cuba.

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