Por
estos días y hasta el cinco de marzo andan por la red de redes de todo
el país y el mundo, miles de mensajes, poemas, fotografías, pensamientos
y toda iniciativa en soporte digital con el fin de darle el verdadero
valor que tiene el nuevo vindicador de América, Hugo Chávez.
Al frente de esta importante iniciativa están los Joven Club de Computación y Electrónica, pero específicamente en el municipio de Puerto Padre, ya va tomando fuerza entre los inscriptos en estos centros quienes llevan la voz a otras instancias donde tienen incidencia directa o indirecta.
Al frente de esta importante iniciativa están los Joven Club de Computación y Electrónica, pero específicamente en el municipio de Puerto Padre, ya va tomando fuerza entre los inscriptos en estos centros quienes llevan la voz a otras instancias donde tienen incidencia directa o indirecta.
Hugo Chávez Frías dispuso de un discurso propio y apabullante para sus enemigos, pero también tenía un carisma distintivo pues reunía todos los atributos de hombre de pueblo, humilde y luchador, fuerte de pensamiento y cuerpo para enfrentar los más inusitados retos.
Nació en cuna humilde y por lo tanto se identificó con los humildes, renunció a las bondades que ofrece su condición de líder y lo dio todo por los oprimidos, hasta la vida, porque en los últimos momentos de su fructífera supervivencia, pasó noches desvelado, orientando a sus seguidores, contactando continuamente con su pueblo, alertando a los dirigentes de izquierda de Latinoamérica y con ello entregando sus más fuertes energías a un proyecto social que hoy continúa vigente gracias a la conducta luchadora de su pueblo, al frente del cual se encuentra su más fiel seguidor: Nicolás Maduro Moro.
Siendo así, qué más puede hacerse que seguir sus pasos, profundizar en sus reflexiones políticas, en su inmenso corazón de hombre gigante y seguir esa escabrosa pero sublime tarea de alcanzar un mundo mejor.
Siendo así, quién puede afirmar que Hugo Chávez Frías no está con nosotros; aún más, quién puede asegurar que realmente haya muerto.
Escrito por Francisco Carralero Velázquez.
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